La Terapia Familiar amplía el foco de intervención del individuo hacia toda la familia, centrándose sobre las dinámicas familiares.

Desde nuestro modelo sistémico relacional, la Terapia Familiar brinda la oportunidad a cada miembro de llegar a una comprensión relacional de su comportamiento y de cómo éste afecta a las demás personas de la unidad familiar.

Al hacerse cada uno responsable de sus propias emociones y conductas, puede llegar a generar un cambio en la relación y por tanto en el bienestar individual y de los otros.

La Terapia de Familia es aplicable y recomendable en familias con funcionamiento disfuncional histórico o que atraviesan un momento de crisis vital evolutivo más puntual, ya que contribuirá a la no aparición de síntomas en los miembros de la familia, y favorecerá el desarrollo de una estructura y/o dinámica familiar más funcional, generándose cambios tanto en los patrones de comunicación como en la resolución de conflictos.